En aproximadamente 12 minutos, Adal comenta cómo escuchó en una boda a la que fue invitado una predicación del pastor Carlos Chavarría sobre la parábola del “Hijo Pródigo”. Al escucharla, expresa, Dios tocó su corazón y se dio cuenta de que aunque había alcanzado muchas de sus metas, estaba desperdiciando su vida.
Cuenta que creía de alguna forma en Dios, pero “me veía menos malo, un pecador light”, imperfecto pero no necesitado realmente de Dios.
“Me perdí en otras cosas, me perdí en no hacer feliz a quienes me rodean, y no hacerme feliz yo, en malgastar mi vida, con pleitos, con enojos, con egoísmo, (Leer Mas)